“En España se puede comer dieta mediterránea por muy poco dinero”
Noticia -20/01/2017
Marta Garaulet. Premio Nacional de Gastronomía Saludable 2015.
Nacida en Madrid, Marta Garaulet Aza, Académica Honoraria de la Academia de la Región de Murcia, es doctora en Farmacia, docente e investigadora de temas relacionados con la nutrición, con especial énfasis en la obesidad. Su trabajo en el departamento de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos), junto a José María Ordovás, la impulsaron a estudiar una novedosa ciencia: la nutrigenética. Además, es creadora del programa de adelgazamiento Método Garaulet, que aúna técnicas conductuales y dieta mediterránea. Es, además, visiting professor en la Universidad de Harvard. Recibió el Premio Nacional de Gastronomía 2015 de la Real Academia de Gastronomía en el apartado de gastronomía saludable.
¿Qué ha supuesto para usted recibir el Premio Nacional de Gastronomía?
Me ha hecho mucha ilusión. Cuando me lo comunicaron yo estaba en Estados Unidos e inesperadamente tuve que venir a recogerlo, lo que me permitió ver a mi marido y celebrarlo en Madrid. Fue una noche muy bonita, de esos días en que sientes que ha valido la pena el esfuerzo que estás haciendo.
En el discurso de la recogida del premio habló de la dieta mediterránea como uno de los ejes de su trabajo.
Efectivamente. Yo estuve en Estados Unidos entre los años 1989 y 1992 para hacer un máster en Salud Pública en Harvard y fue en ese periodo cuando comprendí lo que podría ocurrir en España si se abandonaba la dieta mediterránea. Comprobé que había una gran diferencia entre la obesidad de los norteamericanos y la de los españoles. ¡Yo misma engordé 16 kilos mientras vivía allí!, y eso me hizo ver la importancia de tener una cultura alimentaria.
Con el término “cultura alimentaria” me refiero a tener en cuenta cosas básicas como, por ejemplo, que en clase no se come. Paradójicamente mi profesor de la asignatura de obesidad de Harvard impartía sus clases comiendo patatas fritas, eso sí, sin grasas trans y bebiendo Coca Cola light y sin cafeína, que aún no existía en España. La clase olía constantemente a comida, algo impensable en nuestro país.
¿Cree que seguirá creciendo la obesidad en España?
Por desgracia creo que sí. No obstante, ya existen datos positivos en USA que señalan que se ha estabilizado ese gran aumento de la obesidad, sobre todo en niños, y esperamos que ocurra lo mismo en nuestro país, pero creo que por ahora seguiremos engordando.
¿Hasta qué punto está relacionada la situación económica de un país y los problemas de malnutrición u obesidad?
Cada vez se confirma más que el nivel socioeconómico influye mucho en la obesidad. Antes éste era un problema de la gente rica, sin embargo ahora lo que ocurre es que la comida basura es la más barata, o al menos así se entiende, porque en España se puede comer dieta mediterránea por muy poco dinero. Pero para ello hay que aprender; en nuestro país las legumbres son baratas, la verdura no es cara y aunque la fruta tal vez sea un poco más costosa, estamos hablando de comer dos piezas al día. Bajando el consumo de carne y aceites y comiendo menos cantidad estaremos más sanos y gastaremos menos en alimentarnos. Pero para lograrlo hace falta educación.
En España los niveles más bajos de la población consumen más comida basura, patatas fritas, bebidas azucaradas, etc., que quitan el hambre pero hacen que ganemos peso y suframos malnutrición. Ocurre que, por primera vez, la obesidad viene acompañada de malnutrición, anemias, carencias de calcio o de vitaminas, todo ello con un exceso de energía. La ingesta de calorías es mayor de la necesaria, pero con una escasa densidad de nutrientes. Esto es algo nuevo.
En unas declaraciones a El Confidencial relacionaba la obesidad o la pérdida de peso con los horarios de las ingestas. ¿Puede explicarnos este hecho?
De acuerdo a investigaciones que actualmente estoy realizando en Harvard, las personas tenemos ritmos de 24 horas programados en nuestras hormonas y en todas nuestras funciones y órganos. Y tenemos un reloj central, el hipotálamo, que organiza todos esos ritmos. La alteración de esos ritmos por la sociedad moderna es una de las causas de la obesidad, entre otros factores, ya que la obesidad es una enfermedad multifactorial. Estamos comprobando que los ritmos relacionados con el aparato digestivo y la grasa corporal se sincronizan con la hora de la comida en mayor o menor grado. De acuerdo a un estudio realizado con 375 niños de entre 7 y 12 años en la región de Murcia los resultados preliminares son impactantes. Los que comen más tarde de las 14 horas están más gordos; así que, lo que ocurre con los adultos, ya está pasando con los niños.
Se repiten los resultados que publicamos en 2013 en el International Journal of Obesity, que mostraban que de 420 adultos, los que comían más tarde las 15 horas perdían menos peso en una dieta de adelgazamiento que los que comían antes.
¿Se refiere a la comida de mediodía?
Sí, ya que es la comida principal, que nos aporta el 40% de la energía. Ni los horarios del desayuno ni de la cena tienen influencia en la obesidad en sí misma ni en niños ni adultos.
¿Cómo influye el sueño en la obesidad?
En un estudio que hemos elaborado recientemente y que partía del análisis de 3.300 niños en ocho países europeos, se constata que los niños que duermen menos de ocho horas están más gorditos (1.200 del total). Y eso ocurre con mayor frecuencia en España, ya que cenamos más tarde por lo que nos acostamos también más tarde.
¿Qué consejos daría a los padres para que sus hijos coman mejor?
Lo más importante es ser un buen modelo ya que así los niños adquieren una cultura nutricional. Aunque los niños tienden en general a rechazar la verdura, en nuestro caso hemos crecido en una cultura en la que siempre había una ensalada en la mesa, siempre se comía sentado, en familia, se comían legumbres, arroz u otros platos de cuchara, siempre había fruta. Todo ello genera una cultura que nos ha hecho ser como somos y que se transmite por la familia. Si se pierden esos hábitos, por mucho que nos empeñemos nuestros hijos no van tener lo que nosotros tuvimos. Queremos que nuestros hijos aprendan idiomas, que sean competitivos, etc., pero una de las cosas que más van a influir en su felicidad, no sólo en su salud, es tener un peso saludable, que coman bien y estén libre de alteraciones psicológicas relacionadas con la alimentación. De este modo evitaremos que se sientan rechazados y tendrán una autoestima alta, o que por miedo a engordar dejen de comer o adquieran comportamientos extremos como la anorexia o la bulimia.
Hay que normalizar la relación con la comida pero es básico que haya un hábito establecido en las casas. Igual que sabemos que hay que ducharse todos los días, es prioritario que exista una estructura en las comidas.
¿Qué opina sobre la comida ultra-azucarada y dirigida especialmente a los niños?
El límite del bien o del mal no está claro en la nutrición, yo no creo que existan alimentos buenos o malos, lo importante es que el conjunto esté en armonía. Mejor que una fruta no hay nada, pero si comes 30 piezas al día no estás comiendo bien. Los caramelos han sido parte de nuestra infancia y seguramente también lo serán en la de nuestros hijos. Yo recuerdo cuando iba al cine con mi hermano los sábados por la tarde, nos comprábamos nubes, chupa chups, gusanitos y ¡era fantástico! Eso sí, teníamos claro que solo había chuches una vez por semana.
En suma, no creo que haya que prohibir ningún alimento en sí, pero hemos de desarrollar la capacidad para regular su ingesta.
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