SILENCIO EN LA SALA
Noticia -31/08/2016
“Comer sin ruido” es una iniciativa de la Asociación CLAVE con la que se busca estimular el confort auditivo en restaurantes.
Por AmigosRAG
Vivimos en el segundo país más ruidoso del mundo según la OMS. Solo por detrás de Japón. El ruido está en las calles, en las oficinas en las que trabajamos, inunda las carreteras repletas de tráfico y las casas, hasta los hospitales tienen un murmullo sordo, que a ratos explota en alboroto. Si para casi todos nosotros el ruido excesivo implica estrés, irritabilidad, falta de concentración o insomnio, para las personas con deficiencias auditivas tiene consecuencias aún mayores. Eva Rodríguez, madre de Óscar, un niño de 12 años con deficiencia auditiva severa, apunta a que cuando entran en un restaurante ruidoso Oscar apaga el procesador de sonido de su implante coclear y se desconecta del mundo. “Tiene una memoria auditiva menor que los que oímos desde siempre, así que se sobresalta ante ruidos nuevos y desconocidos”. Para este colectivo el ruido supone una traba adicional a la hora de comunicarse, que lleva al aislamiento y menoscaba su integración.
Pocas son las iniciativas que se posicionan en contra de la contaminación acústica y que hacen algo por reducirla. Por resulta especialmente significativa la nueva plataforma “Comer sin ruido”, creada por la Asociación CLAVE, que trabaja en la atención a las personas con deficiencia auditiva. CLAVE ofrece consejos, técnicas, e incluso asesoramiento, para que hosteleros y restauradores consigan locales acústicamente amables. Separar las mesas, aislar del exterior, minimizar el volumen de aparatos audiovisuales o disponer de una decoración pensada para absorber el ruido son algunos de los aspectos sugeridos en esta página para conseguirlo. Según Carmen Abascal, Directora de la Asociación, “los críticos gastronómicos deberían tener muy en cuenta el aspecto acústico a la hora de valorar un restaurante, independientemente de que tenga no tenga con estrellas Michelin. Este es un factor importante a la hora de disfrutar de una comida”. El chef Ramón Freixa ha apadrinado el nuevo proyecto y es uno de los más activos del sector dentro de esta singular cruzada. “El verdadero lujo es el que está ahí aunque no se note. Y eso es lo que sucede con los espacios acondicionados contra el ruido. Nuestros clientes disfrutan del confort de estar en un local acústicamente amable aunque no sean del todo conscientes de ello”, opina.
Pero tanto Abascal como Freixa están de acuerdo en que no todos los restaurantes tienen porque ser iguales, ni en este, ni en ningún otro aspecto. En la variedad está el gusto. “Cada momento y circunstancia precisa lo suyo. Hay restaurantes pensados para ser bulliciosos y tener la música alta que también pueden tener mucha gracia” señala Freixa. Parece que la delgada línea roja entre ruido ensordecedor y alegre bullicio no está tanto en los decibelios, como en el concepto y orientación del restaurante. Porque hay días en los que apetece la tranquilidad y vistas de la preciosa sala de El Ático y otros en los que no cambiaríamos por nada la barra y la música electrónica del StreetXo.
Por AmigosRAG
Vivimos en el segundo país más ruidoso del mundo según la OMS. Solo por detrás de Japón. El ruido está en las calles, en las oficinas en las que trabajamos, inunda las carreteras repletas de tráfico y las casas, hasta los hospitales tienen un murmullo sordo, que a ratos explota en alboroto. Si para casi todos nosotros el ruido excesivo implica estrés, irritabilidad, falta de concentración o insomnio, para las personas con deficiencias auditivas tiene consecuencias aún mayores. Eva Rodríguez, madre de Óscar, un niño de 12 años con deficiencia auditiva severa, apunta a que cuando entran en un restaurante ruidoso Oscar apaga el procesador de sonido de su implante coclear y se desconecta del mundo. “Tiene una memoria auditiva menor que los que oímos desde siempre, así que se sobresalta ante ruidos nuevos y desconocidos”. Para este colectivo el ruido supone una traba adicional a la hora de comunicarse, que lleva al aislamiento y menoscaba su integración.
Pocas son las iniciativas que se posicionan en contra de la contaminación acústica y que hacen algo por reducirla. Por resulta especialmente significativa la nueva plataforma “Comer sin ruido”, creada por la Asociación CLAVE, que trabaja en la atención a las personas con deficiencia auditiva. CLAVE ofrece consejos, técnicas, e incluso asesoramiento, para que hosteleros y restauradores consigan locales acústicamente amables. Separar las mesas, aislar del exterior, minimizar el volumen de aparatos audiovisuales o disponer de una decoración pensada para absorber el ruido son algunos de los aspectos sugeridos en esta página para conseguirlo. Según Carmen Abascal, Directora de la Asociación, “los críticos gastronómicos deberían tener muy en cuenta el aspecto acústico a la hora de valorar un restaurante, independientemente de que tenga no tenga con estrellas Michelin. Este es un factor importante a la hora de disfrutar de una comida”. El chef Ramón Freixa ha apadrinado el nuevo proyecto y es uno de los más activos del sector dentro de esta singular cruzada. “El verdadero lujo es el que está ahí aunque no se note. Y eso es lo que sucede con los espacios acondicionados contra el ruido. Nuestros clientes disfrutan del confort de estar en un local acústicamente amable aunque no sean del todo conscientes de ello”, opina.
Pero tanto Abascal como Freixa están de acuerdo en que no todos los restaurantes tienen porque ser iguales, ni en este, ni en ningún otro aspecto. En la variedad está el gusto. “Cada momento y circunstancia precisa lo suyo. Hay restaurantes pensados para ser bulliciosos y tener la música alta que también pueden tener mucha gracia” señala Freixa. Parece que la delgada línea roja entre ruido ensordecedor y alegre bullicio no está tanto en los decibelios, como en el concepto y orientación del restaurante. Porque hay días en los que apetece la tranquilidad y vistas de la preciosa sala de El Ático y otros en los que no cambiaríamos por nada la barra y la música electrónica del StreetXo.
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