“Más alimento, menos desperdicio”
Noticia -20/07/2016
Campaña del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en colaboración con la FAO para reducir el desperdicio alimentario en España.
Un tercio de la comida que se produce acaba en el cubo de la basura. Mientras un 12,5% de la población del mundo pasa hambre, otros nos permitimos el lujo de derrochar a manos llenas. El problema no reside en dar de comer a los 8.000 millones que ya casi somos, todo un reto, sino en el modo en el que se distribuyen los alimentos. Estas son las alarmantes conclusiones de los informes más recientes de la FAO y de Naciones Unidas acerca del nivel de desperdicio en primer mundo. Y las cifras no se acaban ahí. Según el informe “Preparatory Study on food waste across EU 27”, cada europeo tira una media de 179 kg. de comida al año, de los cuáles un 42% de desperdicio procede del entorno residencial, un 39% tiene lugar durante el procesado de alimentos, un 5% durante su distribución y un 14% de los servicios de catering. A la vista de estos datos, el Ministerio, en colaboración con la FAO han lanzado recientemente la campaña “Más alimento, menos desperdicio” con la que se busca sensibilizar a la población y empresas española en esta área. El programa parte de las directrices de la FAO y de algunas de las recomendaciones incluidas en la Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de enero de 2012, sobre cómo evitar el desperdicio de alimentos para mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria en la UE.
Se dirige a un segmento muy amplio de la sociedad y de la empresa española. Tal y como reza el propio informe de presentación del programa “la prevención y reducción del desperdicio alimentario presenta un perfil de implicación multisectorial, multidisciplinar y multifactorial”. Es decir, estamos ante un área transversal que toca muchos sectores y a muchos agentes. El texto del programa continúa: “es necesario aunar esfuerzos de todos los actores implicados para continuar trabajando en la mejora de la eficiencia de la cadena alimentaria, que contribuya a corto, medio y largo plazo a la disminución del desperdicio alimentario”. Consumidor final, productores, transformadores de alimentos, distribuidores y restauradores cuentan con información útil y adaptada en la web del Ministerio acerca de cómo pueden contribuir a esta gran iniciativa.
La estrategia seguida por “Más alimento, menos desperdicio” está más orientada a la divulgación y concienciación social que a una política intervencionista y restrictiva. Por ello se articula básicamente a través de recomendaciones, acuerdos voluntarios y autorregulación. Dicho esto, no se descarta la aprobación de normativas para promover una mayor eficiencia en algunos de los sitios de la cadena de suministro. Unos y otras buscan propiciar un cambio real en las actitudes, formas de trabajo y sistemas de gestión de todas las partes implicadas.
Confiamos en que esta campaña logre muy pronto su objetivo y reduzca un buen porcentaje de esos 179 kg. de comida desperdiciada que pesan sobre la conciencia de cada europeo. Hay demasiadas implicaciones éticas, ambientales y económicas en juego como para no implicarse.
Un tercio de la comida que se produce acaba en el cubo de la basura. Mientras un 12,5% de la población del mundo pasa hambre, otros nos permitimos el lujo de derrochar a manos llenas. El problema no reside en dar de comer a los 8.000 millones que ya casi somos, todo un reto, sino en el modo en el que se distribuyen los alimentos. Estas son las alarmantes conclusiones de los informes más recientes de la FAO y de Naciones Unidas acerca del nivel de desperdicio en primer mundo. Y las cifras no se acaban ahí. Según el informe “Preparatory Study on food waste across EU 27”, cada europeo tira una media de 179 kg. de comida al año, de los cuáles un 42% de desperdicio procede del entorno residencial, un 39% tiene lugar durante el procesado de alimentos, un 5% durante su distribución y un 14% de los servicios de catering. A la vista de estos datos, el Ministerio, en colaboración con la FAO han lanzado recientemente la campaña “Más alimento, menos desperdicio” con la que se busca sensibilizar a la población y empresas española en esta área. El programa parte de las directrices de la FAO y de algunas de las recomendaciones incluidas en la Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de enero de 2012, sobre cómo evitar el desperdicio de alimentos para mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria en la UE.
Se dirige a un segmento muy amplio de la sociedad y de la empresa española. Tal y como reza el propio informe de presentación del programa “la prevención y reducción del desperdicio alimentario presenta un perfil de implicación multisectorial, multidisciplinar y multifactorial”. Es decir, estamos ante un área transversal que toca muchos sectores y a muchos agentes. El texto del programa continúa: “es necesario aunar esfuerzos de todos los actores implicados para continuar trabajando en la mejora de la eficiencia de la cadena alimentaria, que contribuya a corto, medio y largo plazo a la disminución del desperdicio alimentario”. Consumidor final, productores, transformadores de alimentos, distribuidores y restauradores cuentan con información útil y adaptada en la web del Ministerio acerca de cómo pueden contribuir a esta gran iniciativa.
La estrategia seguida por “Más alimento, menos desperdicio” está más orientada a la divulgación y concienciación social que a una política intervencionista y restrictiva. Por ello se articula básicamente a través de recomendaciones, acuerdos voluntarios y autorregulación. Dicho esto, no se descarta la aprobación de normativas para promover una mayor eficiencia en algunos de los sitios de la cadena de suministro. Unos y otras buscan propiciar un cambio real en las actitudes, formas de trabajo y sistemas de gestión de todas las partes implicadas.
Confiamos en que esta campaña logre muy pronto su objetivo y reduzca un buen porcentaje de esos 179 kg. de comida desperdiciada que pesan sobre la conciencia de cada europeo. Hay demasiadas implicaciones éticas, ambientales y económicas en juego como para no implicarse.
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